Tal parece amigos, que los relatos de ficción, aparentemente inverosímiles, con respecto al incierto destino de las personas ancianas, están aproximándose rápidamente a una dura realidad.
Christine Lagarde, la presidenta del FMI, cobró
significancia esta semana cuando sin empacho alguno, sostuvo que: “Los
ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global”,
sentencia que remató con un conminatorio “Hay que hacer algo ya”.
En el documento
presentado por el Fondo Monetario Internacional, y que forma parte
del Informe Sobre la Estabilidad Financiera Mundial, el organismo
presidido por Christine Lagarde asegura que a medida que las
poblaciones envejezcan en las próximas décadas, consumirán un porcentaje
creciente de recursos, ejerciendo presión sobre los balances públicos y
privados. Este panfleto afirma también que esto constituye un riesgo financiero
para los gobiernos y las entidades que ofrecen prestaciones jubilatorias
definidas, que tendrán que pagar más de lo esperado en pensiones y prestaciones
de la seguridad social. Seguidamente el FMI señala que para neutralizar esos
posibles efectos, los gobiernos deben aumentar la edad de la jubilación, ligar
ésta a la esperanza de vida, recortar las pensiones, incrementar los montos de
las cotizaciones y contratar, con aseguradoras privadas, coberturas “por si la gente vive más de lo esperado”.
Si bien a
estas alturas nadie desconoce la verdadera función que cumple el Fondo
Monetario Internacional, puede que alguno ignore aún las consecuencias que
sus enrevesadas maniobras generan, no sólo ya en los llamados países
emergentes, sino también en las naciones que hasta hace no tanto tiempo se
consideraban económicamente poderosas. Para algunos, la sempiterna presencia de
este organismo no es más que un mal necesario. Para otros, un mal, a secas.
Sea como
fuere, el FMI existe, interviene, crea, modifica. Y en sus largas noches de
insomnio sus ilustres e iluminados miembros se descerebran en busca de una idea
que le dé sentido a su omnipresencia. Tal como en la madrugada del martes debe
de haberle sucedido a su personaje más destacado que este miércoles
consideró a bocajarro que “el aumento de la longevidad es un riesgo
financiero para la economía mundial”, razón por la cual recomienda
disminuir las pensiones y aumentar la edad de jubilación; una maravillosa
iniciativa que a las claras habla de la clase de mal paridos de los que
nuestras economías dependen.
El Fondo
Monetario Internacional recomendó a los países que disminuyan las
pensiones para ahorrar recursos, e igualmente pidió elevar la edad de
jubilación ante el incremento de la esperanza de vida en los ciudadanos de cada
país. “A medida que las poblaciones envejezcan en las próximas décadas,
consumirán un porcentaje creciente de recursos, ejerciendo presión sobre los
balances públicos y privados”, expresó el FMI en su informe anual sobre
la Estabilidad Financiera Mundial emitido este miércoles.
“Es importante
que las entidades que ofrecen pensiones puedan actuar con flexibilidad: si no
es posible incrementar las contribuciones o subir la edad de jubilación,
posiblemente haya que recortar las prestaciones”, expresó Lagarde antes de señalar que “una
longevidad inesperada representa un riesgo financiero para los gobiernos y las
entidades que ofrecen prestaciones definidas”.
El Fondo
indicó también que los gobiernos y las entidades privadas que ofrecen pensiones
han estado ideando alternativas para las consecuencias generadas por el envejecimiento
de la población, sin embargo, se apoyaron en “proyecciones demográficas
de base, que en el pasado han subestimado constantemente cuántos años vive la
gente”. Seguidamente el turno para completar la sarta de imbecilidades fue
de la directora asistente del Departamento de Mercados Monetarios y de
Capital del FMI, Laura Kodres, quien sostuvo que el riesgo
de longevidad en la economía “no debe ser relegado a la última
página” de los diarios del mundo. “Mientras más tiempo se
ignore más difícil será resolverlo”
Juan Carlos Monedero Fernández profesor en varias
universidades, ensayista, polítologo y político español, exsecretario
del Proceso Constituyente y director del Programa de TV Podemos,
ha vuelto a recabar la atención de los medios de comunicación con sus
incendiarias y polémicas declaraciones: “Yo no sé ustedes, pero a mí me
entran muchas ganas de vomitar sobre Lagarde y su infame
documento. Porque considerar como “un riesgo para la economía” a
quienes durante años han contribuido con su trabajo a la productividad y a la
generación de riqueza en sus respectivos entornos, es una auténtica falacia;
mejor aún: es La Falacia. Si bien este panfleto llamado “documento” señala que el riesgo de las reformas
sugeridas debe estar distribuido entre los organizadores de los planes de
pensiones y cada gobierno, es evidente que los costos que esto conlleve caerán
sobre las personas. Usted, que de esto último no tiene ninguna duda, ¿no quiere
vomitar conmigo?”.
Durante su intervención en un
mitin celebrado en Linares (Jaén) este lunes, Monedero Fernández se dirigió
a la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine
Lagarde, con estas palabras: “ “¡Danos ejemplo y muérete!”