jueves, 27 de agosto de 2015

Las otras profesiones de los escritores




Fotografía de Viena capellanes, la panadería que,  de 1896 a 1902  administró el escritor Pio Baroja  en compañía de su hermano Ricardo.  Los dos sufrieron mucho para sacarla adelante pues carecían de espíritu empresarial y estaban pendientes más de sus inclinaciones artísticas que del funcionamiento de la panadería. Alguna vez Rubén Darío  hizo una  alusión un tanto satírica a esta faceta del escritor diciendo que sus obras tenían mucha "miga". La panadería aún existe en el Barrio Salamanca en Madrid.


En el presente artículo, la escritora María Carvajal, autora de Curiosidades Literarias, nos habla de las profesiones de los escritores más allá de su actividad literaria. Entre ellos, hay un poco de todo: maestros, médicos, entomólogos, etcétera. Los escritores, está visto,  tienen que compaginar el oficio de escribir con cualquier otro  que les permita pagar las facturas. Y es que, como bien lo afirma la autora: vivir de los libros es poco menos que una utopía…
LAS OTRAS PROFESIONES DE LOS ESCRITORES
María Carvajal
Cuando nos inculcan el hábito de la lectura, generalmente en época infantil o adolescente, nos hacemos un concepto equivocado de la figura del escritor. En esas edades pensamos simplemente que un escritor es aquel que escribe libros y los vende. ¡Como si fuera tan fácil! En un mundo donde hay tanta competencia en todos los ámbitos profesionales, donde el consumismo no permite vivir con lo imprescindible y donde las estrategias comerciales dejan los beneficios en manos de intermediarios, minusvalorando así al creador, vivir de la escritura se hace complicado. Lo cierto es que hay infinidad de escritores que antes de serlo pasaron por otros oficios y muchos de ellos incluso compaginaron su actividad literaria con una profesión que era realmente la que les propiciaba el sustento económico. En la actualidad, salvando a los grandes escritores de best-sellers, a aquellos muy consolidados debido a la creación de obras muy célebres o a los ganadores de premios de gran prestigio, la mayoría sigue dedicándose a otros menesteres. ¿Os gustaría saber qué trabajos desempeñaban algunos de los más conocidos escritores?
Pues bien, muchos se dedicaron a la docencia. Como ejemplo podemos citar a Julio Cortázar, Ana María Matute, Antonio Machado, Josefina Aldecoa, Juan Ramón Jiménez, J. R. R. Tolkien, C. S. Lewis o Stephen King.
Otros,  se dedicaron a la medicina. Es el caso de Pío Baroja, cuya novela El árbol de la ciencia muestra muchos de los conocimientos que el autor tenía en esa materia. Aun así, después de abandonar la medicina y antes de dedicarse al mundo de las letras, Baroja también regentó junto a su hermano el negocio familiar: una panadería.
Un caso similar es el de Antón Chéjov, que compatibilizó su profesión de médico con su pasión por la escritura. De hecho, dijo: “La medicina es mi esposa legal; la literatura, solo mi amante”.
Por otro lado, y siguiendo por la rama científica, hay que señalar que Vladimir Nabokov se destacó como entomólogo. Incluso se encargó de la colección de mariposas expuestas en la Universidad de Harvard.
Y si cambiamos de rumbo laboral, nos encontramos con autores como T. S. Eliot que, aunque fue profesor durante un corto periodo de su vida, en el terreno profesional (al margen de la literatura) fue un hombre de negocios que llegó a ser tesorero de la Compañía Hidráulica de Ladrillos de su ciudad natal y trabajó en el Lloyd’s Bank de Londres.
Pero esto no es todo. ¿Sabéis que otros escritores tuvieron otras ocupaciones de lo más variopintas? Es el caso de Charles Dickens que empezó a ganarse la vida trabajando en una fábrica de betún para el calzado, mientras que William Faulkner trabajó como cartero en la Universidad de Mississippi hasta que le echaron por leer la correspondencia antes de entregarla.
El misterioso Thomas Pynchon -apenas se sabe algo de él- se alistó en la marina y más tarde terminó redactando las características técnicas de los aviones en los manuales de aviación de la compañía Boeing.
Y para terminar, podemos citar a Mark Twain, tipógrafo en varias imprentas, piloto de un barco de vapor, soldado en la Guerra de Secesión y minero en las minas de plata de Nevada.
Como veis, queridos lectores, muchos escritores trabajaron en diferentes sectores profesionales. ¿Creéis que llegará el día en que alguien  descubra que tal o cual escritor trabajaron como programadores informáticos, como  presentadores de televisión o prestaron su voz a una marca de GPS? 
Y digo yo: ¿O  que fueron simplemente, amas de casa?
William  Faulkner

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Leonor Fernández Riva

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miércoles, 26 de agosto de 2015

Julio Cortázar- En el aniversario de su nacimiento


Julio Cortázar, considerado uno de los escritores más influyentes, del siglo XX, cumpliría hoy, 26 de agosto de 2015, 101 años. Nació en Bruselas en 1914 pero como su padre trabajaba en la embajada Argentina en Bélgica marchó al país más austral del mundo junto a su familia a finales de la Primera Guerra Mundial. Supo marcar un estilo propio y su obra sigue conmoviendo a millones de lectores en todo el mundo.

Hoy le recordamos con algunas de sus frases:
 Veni a dormir conmigo: no haremos el amor, él nos hará.

Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma.


La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose.


¿Qué quieres? El amor pide calle, pide viento, no sabe morir en la soledad.


Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo.


En realidad las cosas verdaderamente difíciles son todo lo que la gente cree poder hacer a cada momento.


Yo creo que desde muy pequeño mi desdicha y mi dicha, al mismo tiempo, fue el no aceptar las cosas como me eran dadas.


¿Hasta cuándo vamos a seguir creyendo que la felicidad no es más que uno de los juegos de la ilusión?


Creo que no te quiero, que solamente quiero la imposibilidad tan obvia de quererte como la mano izquierda enamorada de ese guante que vive en la derecha.


Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos...